2/11/2012

Él

Sólo tengo que lanzarme. Inmovilizarte. Y besarte. Lo único que me impide hacerlo es tu reacción. Lo que me hagas después es lo que temo. Lo que me grites. Lo que no me digas. Lo que sientas. Todo eso se junta en mi cabeza y me impide pensar. Digo; ¿por qué no? Y me respondo así. Diciéndome; te apartará y simplemente no podrás.
¿Y si pruebo con hablarle? Te ignorará. ¿Y si grito hasta que me escuche? Te tomará por loca.
Así que lo más fácil es callarme. Mirarle a escondidas y callarme. Si llega el día, conoceré a alguien como él. Alguien con su sonrisa, sus ojos, su hipnotismo. Conoceré su reflejo. Un reflejo que sepa hablarme y valorarme. Que no me ignore. Que no me grite. Que me sienta.